Prueba del Mitsubishi L200 2.4 Di-D

«Ya has visto, Mitsubishi ha renovado su L200 – Belén, me toca una sin temblar la otra – Pues te equivocas, no tiene nada que ver…» La magia de nuestro universo y de nuestra pasión común reside en que algunos ensayos, de los que no se espera nada extraordinario, pueden convertirse en sorpresas divinas. Sí, ya sé que este tipo de introducción tiende a arruinar todo suspense, pero la búsqueda de la inmediatez del mundo moderno hace que hoy en día, cuando tienes algo que contar, tengas que lanzarlo todo directamente, de inmediato. Haz el zumbido. ¿Quieres encontrar tu coche de ocasión en Barcelona al mejor precio? Elige el concesionario de coches ocasión en Barcelona Crestanevada.

 

Así que ahí lo tienen: el Mitsubishi L200 2016 es mucho mejor que el Mitsubishi L200 2015. Dicho todo esto, puede pasar a otro artículo de nuestro maravilloso blog. Porque, soy el primero en admitirlo, hace falta cierto ojo para detectar la novedad. En primer lugar, hay que ser aficionado a las pick-up, pero este problema afecta a un número creciente de nuestros contemporáneos, sin duda atraídos por la postura de aventureros que les confiere la conducción de un vehículo de este tipo. A no ser que se trate de la ausencia de sanción ecológica, o incluso, para los que tienen una empresa a su nombre, de la exención del TVS (impuesto sobre los vehículos de empresa) para un cierto número de estos modelos.

 

Como ya dijimos en nuestras recientes pruebas del Ford Ranger 3.2 TDCI Wildtrack y del Nissan NP 300 Navara King Cab dCi 160, los pick-up están muy de moda.

 

De ahí el interés de Mitsubishi por seguir en la carrera y traer de vuelta a la actualidad su L200: bienvenida sea esta 5ª generación desde 1978, de la 4ª se han vendido más de 1,1 millones de unidades.

 

En comparación con la generación anterior, tiene un frontal diferente con LED en los faros y un lateral rediseñado que proporciona una mejor conexión entre la cabina y la carrocería, donde el modelo anterior se distinguía por una línea redondeada en las puertas traseras. Por otro lado, mantiene sus dimensiones y, con 1,81 metros de anchura, es de hecho el más estrecho de la categoría, lo que significa que parece un poco menos fornido que sus compañeros de modelo.

Tan moderno como una berlina

 

En el interior, el nuevo L200 recibe una consola central de nueva generación, más moderna que la del modelo anterior y similar a la que ya descubrí en la evolución 2016 del Outlander PHEV.

 

La gama del nuevo L200 es bastante sencilla de entender: el Club Cab (con dos pequeños asientos abatibles) está disponible en el acabado básico Intense (desde 33.820 euros), el Doble Cabina está en el tope de gama Instyle (desde 39.370 euros) con BVM6 (frente a las 5 marchas de la generación anterior) o BVA5 (que esperamos sea más reactivo que antes), desde 41.070 euros.

 

¿Así que el bloguero básico nos va a hacer una prueba de conducción de los faros, la puerta trasera y el GPS? Bueno, en absoluto. Porque el L200 también tiene un motor completamente nuevo. Una vez más, hay que esforzarse por entenderlo todo. El antiguo motor 2.5 desarrollaba 178 CV a 3.750 rpm, y el nuevo 2.4 produce 181 CV a 3.500 rpm. No vamos a llamar a la banda de música por 3 caballitos, y es una pena. Porque el par motor es mucho mejor: de 400 Nm a 2000 rpm a 430 Nm a 2500 rpm. Pero la buena noticia es para los amantes de los tornillos, las arandelas y las pinzas: este bloque de 2.442 cc con distribución por cadena está fabricado íntegramente en aluminio y cuenta con ejes antivibración y una distribución de admisión variable, una técnica nunca vista en un diesel. Por tanto, promete ser tranquilo y frugal.